Un estudio reciente realizado en Reino Unido aseguraba que más de la mitad de las mujeres de ese país, el 52 por ciento, prefería el chocolate al sexo.
Madrid, España.- Desde su descubrimiento en el Nuevo Mundo americano, todos se han rendido al cacao y a su preparación en forma de chocolate: desde los ejércitos colonizadores hasta las cúpulas eclesiásticas y conventos, pasando por los salones de la alta sociedad. Desde sus inicios, siempre ha estado ligado al placer, pero también al amor, siendo desde un “inocente mensajero” en forma de ricos bombones a un acompañante o incluso, como se dice popularmente, sustitutivo del sexo. ¿Qué esconde esta misteriosa relación del placer y el sexo con el chocolate?
Las referencias históricas son innumerables: las crónicas documentan que el emperador azteca Moctezuma tomaba cacao por sus valores afrodisíacos, e incluso hablan de un grupo de mujeres excomulgadas por su pasión por el chocolate en la primera iglesia de Chiapas. En los siglos posteriores, hasta el marques de Sade, entregado a los placeres de la carne, no podía resistirse tampoco a paladearlo y ya en nuestros días, la actriz de Hollywood Catherine Zeta-Jones aseguraba en una entrevista que lo único mejor que el sexo era el sexo con chocolate.
Un estudio reciente realizado en Reino Unido aseguraba que más de la mitad de las mujeres de ese país, el 52 por ciento, prefería el chocolate al sexo, aunque la tasa era más baja en el caso de los hombres. Y es que es un secreto a voces que las mujeres son especialmente sensibles a este placer, algo que quedó documentado en una investigación que descubrió que el chocolate estimula distintamente determinadas áreas de cerebro según el sexo. La conclusión: son las mujeres las que disfrutan más comiéndolo.
“La explicación del placer y las asociaciones con el sexo que produce el chocolate está en sus componentes”, explica Sara Pérez Ramos, terapeuta naturista y fundadora de Los Placeres de Lola, la única tienda erótica en España de corte feminista, que tiene en el chocolate uno de sus mejores aliados.
“El chocolate contiene teobromina, un alcaloide de la misma familia que la cafeína, y que produce un efecto similar; también lleva triptófano, un aminoácido que estimula la generación de serotonina, que es la hormona responsable de la sensación del bienestar”, explica Pérez Ramos. Y es ella principalmente la responsable de la sensación de placer que hace incluso que llegue a compararse con un orgasmo. “Aunque no sea para tanto”, ríe la experta.
“Por eso el chocolate es un auténtico ‘quitapenas’, porque hace sentir bien. Se ha demostrado que calma la ansiedad, de ahí que esté indicado para tratar depresiones y estados de ansiedad”. Las ganas de tirarnos en el sofá y comer chocolate en estados bajos de ánimo tienen aquí su explicación.
Y a todo ello se suma la feniletilamina (FEA), semejante a las anfetaminas, lo que produce efectos estimulantes, una sustancia que segrega el cuerpo de forma natural en estados relacionados con el enamoramiento y el disfrute y el placer. “El chocolate provoca además una vasodilatación similar a la de los alimentos afrodisíacos, que provocan estimulación sensorial, nerviosa y cardiovascular”. “La cáscara de cacao, en forma de infusión, prolonga la erección y la duración de las relaciones sexuales, además de subir el ánimo”.
Y los efectos son más fuertes cuando más puro sea el cacao. “El chocolate con leche ya está muy descafeinado”, cuenta la experta.
Madrid, España.- Desde su descubrimiento en el Nuevo Mundo americano, todos se han rendido al cacao y a su preparación en forma de chocolate: desde los ejércitos colonizadores hasta las cúpulas eclesiásticas y conventos, pasando por los salones de la alta sociedad. Desde sus inicios, siempre ha estado ligado al placer, pero también al amor, siendo desde un “inocente mensajero” en forma de ricos bombones a un acompañante o incluso, como se dice popularmente, sustitutivo del sexo. ¿Qué esconde esta misteriosa relación del placer y el sexo con el chocolate?
Las referencias históricas son innumerables: las crónicas documentan que el emperador azteca Moctezuma tomaba cacao por sus valores afrodisíacos, e incluso hablan de un grupo de mujeres excomulgadas por su pasión por el chocolate en la primera iglesia de Chiapas. En los siglos posteriores, hasta el marques de Sade, entregado a los placeres de la carne, no podía resistirse tampoco a paladearlo y ya en nuestros días, la actriz de Hollywood Catherine Zeta-Jones aseguraba en una entrevista que lo único mejor que el sexo era el sexo con chocolate.
Un estudio reciente realizado en Reino Unido aseguraba que más de la mitad de las mujeres de ese país, el 52 por ciento, prefería el chocolate al sexo, aunque la tasa era más baja en el caso de los hombres. Y es que es un secreto a voces que las mujeres son especialmente sensibles a este placer, algo que quedó documentado en una investigación que descubrió que el chocolate estimula distintamente determinadas áreas de cerebro según el sexo. La conclusión: son las mujeres las que disfrutan más comiéndolo.
“La explicación del placer y las asociaciones con el sexo que produce el chocolate está en sus componentes”, explica Sara Pérez Ramos, terapeuta naturista y fundadora de Los Placeres de Lola, la única tienda erótica en España de corte feminista, que tiene en el chocolate uno de sus mejores aliados.
“El chocolate contiene teobromina, un alcaloide de la misma familia que la cafeína, y que produce un efecto similar; también lleva triptófano, un aminoácido que estimula la generación de serotonina, que es la hormona responsable de la sensación del bienestar”, explica Pérez Ramos. Y es ella principalmente la responsable de la sensación de placer que hace incluso que llegue a compararse con un orgasmo. “Aunque no sea para tanto”, ríe la experta.
“Por eso el chocolate es un auténtico ‘quitapenas’, porque hace sentir bien. Se ha demostrado que calma la ansiedad, de ahí que esté indicado para tratar depresiones y estados de ansiedad”. Las ganas de tirarnos en el sofá y comer chocolate en estados bajos de ánimo tienen aquí su explicación.
Además es un reconstituyente, da energía y abre el apetito y también está indicado para casos de anemia. Y el apetito del chocolate para combatir el síndrome premenstrual se debe al contenido en magnesio, cuenta la experta.
Pero además, el cacao contiene anandamina, que activa los mismos receptores cerebrales que se ponen en funcionamiento por la marihuana, sensibilizando los neuroreceptores. De ahí que haya una cierta verdad en que el chocolate sea adictivo. “Debido a ese componente sí que tiene un efecto ‘droga’ o de adicción”, asegura la experta.Y a todo ello se suma la feniletilamina (FEA), semejante a las anfetaminas, lo que produce efectos estimulantes, una sustancia que segrega el cuerpo de forma natural en estados relacionados con el enamoramiento y el disfrute y el placer. “El chocolate provoca además una vasodilatación similar a la de los alimentos afrodisíacos, que provocan estimulación sensorial, nerviosa y cardiovascular”. “La cáscara de cacao, en forma de infusión, prolonga la erección y la duración de las relaciones sexuales, además de subir el ánimo”.
Y los efectos son más fuertes cuando más puro sea el cacao. “El chocolate con leche ya está muy descafeinado”, cuenta la experta.
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