A finales del verano los niveles de plancton están en su apogeo. Enormes cantidades de arenques se unen y empiezan a comerlos, pero como consecuencia otros depredadores como peces acuáticos que meten su boca en el preciado manjar, o incluso las ballenas jorobadas también participan. La naturaleza es así, sin trampa ni cartón, el más grande siempre se come al más pequeño.
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