Para hacerse una idea, un estudio publicado recientemente en Science estimaba que cada año se emiten ocho millones de toneladas de metano a la atmósfera sólo desde la Plataforma Ártica de Siberia Oriental, "lo que equivale a todo el metano liberado desde los océanos del mundo". Debido a que este gas es 30 veces más perjudicial que el dióxido de carbono para el efecto invernadero, la situación puede tener resultados muy preocupantes para el clima global. Aquí tenéis otra prueba de la presencia de este gas bajo el hielo, en este caso de Siberia:
La combustión del metano en la superficie no es el único efecto espectacular que podemos contemplar como consecuencia de la salida de este gas. El año pasado, las fotografías del lago Baikal tomadas desde la Estación Espacial Internacional mostraban unos gigantescos círculos negros que muchos no supieron a qué atribuir: se trataba de la marca que dejan las grandes burbujas de metano que ascienden desde el fondo del lago.
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