sábado, 14 de enero de 2012

FOCAS

La retirada paulatina del hielo ártico está conduciendo a la población de focas de Groenlandia (Pagophilus groenlandicus) a una situación dramática. Un equipo de investigadores estadounidenses ha cruzado por primera vez los datos a largo plazo de variación climática, espesor de hielo y tasa de mortalidad de las crías de esta especie y los resultados son evidentes: los periodos de mayor deshielo coinciden con la muerte de un número mayor de crías.
"Algunos años, cuando el hielo es escaso, la mayoría de las crías simplemente no sobrevive", apunta el biólogo de la universidad de Duke David Johnston, que conduce la investigación. En 2007, por ejemplo, más del 75% de las crías de foca de Canadá murieron por las pobres condiciones del hielo. "Y en 2010 casi ninguna sobrevivió", asegura Johnston en National Geographic.
El estudio, publicado en PLoS ONE, recoge los datos recogidos desde la década de los 70 y muestra evidencias de que el cambio climático ha producido el mayor impacto del que se tiene constancia en estas poblaciones de focas. En la actualidad existen cuatro grupos principales de este tipo de focas. De ellos, dos viven en Canadá (con unos 8 millones de ejemplares), uno en Groenlandia (con unos 650.000) y el último en la parte noroccidental de Rusia (con 1,3 millones).
Según sus cálculos, y las mediciones del satélite, la capa de hielo se ha retirado alrededor de un 6% cada década en los últimos 40 años. Después de pasar el invierno alimentándose, las focas preñadas se dirigen al sur para dar a luz y necesitan de 10 a 12 días para que las crías ganen peso y poder regresar al océano. Es en ese momento cuando las crías se quedan solas y durante dos semanas deben aprender a sumergirse y conseguir comida por su cuenta.
En todos estos momentos críticos las crías necesitan que el hielo tenga cierto espesor, y el hecho de que la capa esté en retirada ha aumentado los casos en que las crías se ahogan o son golpeadas por grandes fragmentos de hielo que flotan a la deriva.
Aunque el impacto es importante, los científicos consideran que aún se está a tiempo de hacer algo para impedir que la mortalidad de las crías de esta especie siga aumentando. En algunas zonas del Atlántico norte las poblaciones se han reducido hasta un 80% y la situación va a peor.

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