domingo, 5 de agosto de 2012

EL CORAZON TIENE RAZONES....

Hace mucho, mucho tiempo atrás, cuando el hombre genéricamente hablando, comenzó a buscar el lugar donde se aloja el alma se fijó sobre todo en el corazón.

Los griegos
, creadores de la retórica, pasaron siglos debatiendo el asunto de la ubicación del alma y los sentimientos... sin lograr muchas certezas.
Platón apostaba por dos almas, una de las cuales, el consideraba que era inmortal y la ubicaba en la cabeza, y la otra, mortal ubicada en el corazón y a su vez ésta... albergaba los sentimientos.
Aristóteles pensó en una sola ubicación para las dos almas: el corazón.
Mientras los filósofos debatían, el dios Eros disparaba flechas a los corazones de los hombres y las mujeres. Unas flechas eran de oro y hacían nacer el amor a primera vista, otras eran de plomo y provocaban la indiferencia. Eros pasó a Roma, cambió su nombre por el de Cupido, y siguió disparando flechas.
Ahora ¿Por qué el corazón y no algún otro órgano de nuestro cuerpo?

Secillamente porque cuando vemos, oimos o sentimos a la persona que queremos... sentimos latir nuestro corazón desbocadamente... además su aspecto de color rojo, contribuyó a la "fama" de ser el color de la pasión!!
El corazón centro indiscutido de nuestro cuerpo ha dado tema a poetas de todos los tiempos, a escritores, filósofos y cantantes.
Pero... ¿existe alguna teoría que sustente esta tradición de tanto tiempo de unir el corazón con el alma y los sentimientos?
El gran pensador francés del siglo XVII Blaise Pascal afirmaba que “el corazón tiene razones que la razón no conoce”, y los intentos de “racionalizar” los vínculos entre corazón y sentimientos están aún como en tiempos de Platón y Aristóteles: los científicos no logran llegar a un acuerdo. Pero... hay algo cierto, por más que yo razone y me de cuenta que Cupido lanza por mi... flechas de plomo provocando indiferencia, mi corazón las siente como de oro...
Y aunque sé que el primer suspiro de amor es el último de la razón... esperaré a que algún día Cupido y mi corazón logren entenderse y que las flechas sean, en algún momento... iguales.
Hecho que agradeceré... con todo mi corazón.

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