Una de las discusiones más características acerca de la evolución y una de las mayores incógnitas que plantean los negacionistas gira en torno a la existencia o no del ‘primer ser humano’ y del momento en que apareció en la Tiåerra. ¿Quién fue? ¿Cómo logró sobrevivir y procrearse? ¿Qué aspecto tenía? Pero, oh, en realidad nunca hubo un ‘primer ser humano’. La evolución no funciona así, los cambios no se producen de la noche a la mañana, sino muy lentamente, con microtransformaciones apenas imperceptibles que, poco a poco, van configurando nuevos escenarios biológicos.
Esto es lo que viene a contarnos el biólogo, escritor y blogger Joe Hanson en este entretenido vídeo titulado ‘There was no first human‘ (‘Nunca hubo un primer humano’), en el que se hace eco de los argumentos de Richard Dawkins sobre el particular, y que quedan sintetizados en esta cita:
"Nunca podrás precisar el momento exacto en que una especie llegó a ser, porque eso jamás ocurrió. Antes eras un bebé y ahora estás más viejo, pero no hubo un día concreto en que te fuiste a la cama joven y despertaste mayor… La evolución se desarrolla como en una película, con fotogramas que se mueven, tanto rápidamente, como poco a poco, y muchas veces no podemos ver el cambio mientras se produce. Cada vez que nos encontramos con un fósil, es una instantánea en el tiempo, a menudo con miles de fotogramas perdidos en medio, y nos vemos obligados a reconstruir toda la película. La vida es lo que sucede entre esas instantáneas".
Dawnkins recogió esta idea en su libro de 2011 ‘The Magic of Reality: How We Know What’s Really True‘ (‘La magia de la realidad: cómo sabemos qué es realmente verdad’), una obra divulgativa dirigida a los niños, con explicaciones tan gráficas como ésta (en traducción tomada de Divulga Científico):
"Si colocáramos una fotografía de nosotros seguida de una fotografía de nuestro padre o madre, y enseguida la de su padre o madre y así hasta llegar muchas generaciones atrás, digamos unos 180 millones de generaciones, en un punto nos encontraríamos con la foto de un Homo sapiens, y, si fuéramos aún más atrás veríamos la foto de un Homo erectus. Podemos formular varias preguntas al respecto, aunque la más interesante es ¿Cuál es el primer humano -como lo conocemos actualmente-? Dawkins da una respuesta: nunca hubo un primer “hombre” ¿Como saberlo? Bueno, si revisamos la serie fotográfica desde nosotros hacia atrás y atrás en el tiempo (equivalente a 185 millones de generaciones) veremos que la primera fotografía no corresponde a un “hombre”, increíblemente corresponde a un pez".
De otro modo, pero también con un gran sentido del humor y, desde luego, amplio conocimiento científico, lo ilustraba Javier Sampedro en ‘El País’ ya en 2005, en un artículo titulado ‘¿Quién fue el primer humano?‘:
"La historia que cuentan los fósiles no es “una de esas películas francesas en las que se ve crecer la hierba”, en la expresión de Woody Allen. La evolución humana es un thriller con un final brusco y sorprendente. Nuestra anatomía apareció en África hace unos 200.000 años, y ya entonces era plenamente reconocible: un cerebro del tamaño actual y con signos evidentes de hipertrofia en los lóbulos frontales, donde residen las altas funciones mentales que nos distinguen (a veces) de las demás bestias del planeta. ¿Tiene sentido, entonces, preguntarse quién fue el primer ser humano?".
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