El invierno nunca me ha gustado; salvo aquel en que nos conocimos y convirtió la Navidad en algo disfrutable y amigable.
Tengo ganas de que llegue la primavera, de sentir el calor de los rayos del sobre mi cuerpo desnudo otra vez, de sentirme vestida de libertad de arriba a abajo en la desnudez más absoluta.
Tengo ganas de que vengas, de besarte, de encender tu cuerpo con el
fuego que he acumulado en tanto tiempo, de cerrar tus ojos mientras mi
boca convierte en realidad uno de tus deseos...
Tengo ganas de sentir cómo me derrite tu lengua mientras reconoce cada
poro de mi piel...Tengo ganas de ti, de tu fruto prohibido en mi
vientre...
¿ Se puede morir de deseo?
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